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El tan esperando Indie desarrollado por Phobia Game y que anunció Devolver Digital el año pasado llega por fin a Xbox One, Nintendo Switch y PC. En el último trailer animado que mostraron previo a la salida del juego incidían en el lema Become the Monster (se el monstruo) con el que quedaba claro que estamos ante un Reverse Horror Game o juego de terror inverso.

En él vamos a encarnar a una especie de monstruosa masa amorfa con tentáculos que debe escapar del laboratorio subterráneo en el que atrapada, experimentan con ella. Todo esto se deduce conforme avanzamos en la trama, ya que no hay ni diálogos, ni cinemáticas ni notas. Puro gameplay, pura jugabilidad de inicio a fin en unas 5 horas que serán de auténtico frenetismo y placer.

Carrion destila mucho de Jonh Carpenter y su legado. Huele tanto al director estadounidense que por momentos la trama parece prestada de la gran The Thing (La Cosa, 1982) que a su vez se inspiró en The Thing from Another World (1951) película basada en el relato de John W. Campbell Who Goes There?.

Y lo que a priori parece un juego indie pixelado y aberrante para el usuario que solo busca potencia gráfica en los nuevos estrenos, resulta ser una oda al cine de terror clásico y al género Metroidvania en 2D.

No queda claro el pseudónimo del monstruo al que manejamos, aunque el nombre que da título al juego le viene que ni pintado (carroña). Así que Carroña va a ser nuestro compañero de viaje en prácticamente toda la partida. Digo esto porque habrá contados flashbacks en los que manejaremos a determinados humanos en fases tan cortas como austeras.

Carroña es un ser despiadado. Tan contundente como ágil, puede machacar y estampar contra la pared a los enemigos con sus tentáculos y puede también devorarlos y descuartizarlos con sus mandíbulas. Esto nos dota de un gran poder y hace que ese componente de terror que tiene el juego no sea tan intenso al estar de lado del ser poderoso. Esta vez somos el miedo correteando por esos planos 2D y con un pixel art que encaja perfectamente con la propuesta de los desarrolladores, tanto visual como sonora, corriendo a 60 fps estables todo el tiempo.

La aventura comienza justo en el momento en el que logramos escapar del contenedor de materia orgánica en el que nos han encerrado en la zona más remota del laboratorio donde están llevando a cabo las tareas experimentales.

Los primeros pasos consisten en avanzar a través de las distintas zonas interconectadas por puertas, agujeros, tuberías o galerías. No podemos saltar pero tampoco nos hace falta, y es que Carroña puede trepar, rodar y girar en un libre albedrío total y absoluto de manera que tendremos movilidad en todos los ejes posibles.

Pronto aparecen los primeros enemigos humanos. Sí, resulta raro pero ellos serán nuestro enemigo principal en la lucha por escapar de las instalaciones en las que estamos presos, unas instalaciones con todo tipo de seguridad por si algún día llegaba este momento. Gracias a los tentáculos podremos agarrar a los enemigos para empotrarlos contra el escenario o directamente acercarlos a nuestra boca y devorarlos. Los enemigos irán creciendo en número y capacidad tanto defensiva como ofensiva, suponiendo un ligero reto pillar por la espalda a todos aquellos que se cubran bajo un escudo frontal.

La base no solamente está dotada de personal armado. También cuenta con sofisticadas máquinas de aniquilación, trampas mortales, cámaras de seguridad etc.

Y aquí entra en juego el componente CLAVE de la obra: LA METAMORFOSIS de Carroña. El monstruo tiene la capacidad de mutar en varios tamaños. Cada forma le otorga unas habilidades específicas, las cuales serán necesarias combinar para poder avanzar por los laberínticos niveles que de alguna manera se encuentran interconectados. De esta manera, es probable necesitar transformarse para activar una palanca pero volver sobre nuestros pasos para mutar a un ser más grande que pueda romper un muro que hay tras la compuerta que ha abierto la palanca que abríamos inicialmente.

Hay numerosos puntos de guardado. Estos, son una especie de nidos desde los que podremos echar raíces a través de las grietas para desbloquear parte de las compuertas de seguridad que están fuertemente selladas y avanzar en nuestra sangrienta huida y de paso recuperar toda nuestra energía. Si los enemigos, máquinas o trampas nos dañan perdemos vida. Si comemos humanos la recuperamos. Y vamos a hincharnos un rato a comer humanos…

La sensación de angustia y terror se refuerzan gracias a la banda sonora al mando del gran compositor Cris Velasco. Sí, el mismo que estuvo tras Borderlands, God of War, Overwatch o Bloodborne. Su trabajo es realmente impecable, y te das cuenta de ello cuando en un videojuego de este corte el jugador se percata constantemente de la grandilocuencia sonora que se sucede en cada escena. Probad a buscar en Spotify a Cris Velasco que tiene subida la Bso entera del juego para comprender de lo que hablo. Terrorífico.

En la parte negativa tenemos la ausencia de mapa, y es que en determinadas zonas se agradecería tenerlo como referencia para ubicarnos mejor. No es que los puzzles para avanzar sean muy complicados o los pasadizos demasiado laberínticos, pero no sería raro quedarse varios minutos dando vueltas por la misma zona sin saber qué rumbo seguir.

Carrion es una de las grandes sorpresas independientes del 2020. Adictivo de inicio a fin, con una duración que encaja a la perfección con lo que nos quieren contar y despiadado como ningún otro.

Nota Final: 8.5

Carlos González Bravo.

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