Análisis Ghost of Tsushima

Si alguien nos llega a decir que el final de generación iba a ser tan sumamente bueno, lo hubiésemos deseado con antelación.

Y es que el lanzamiento este año de «titulazos» del estilo Persona 5 Royal, este Ghost of Tsushima, TLOUS Parte II o de los próximos Cyberpunk 2077 o The Avergers, por poner varios ejemplos, no nos hace desear con tantas ganas el adquirir una nueva consola, ya que todavía nos queda bastante por jugar a esta Gen.

Ghost of Tsushima (GOT) no deja de ser un juego, que aún sacando lo mejor de otros títulos como RDR2, Assassins Creed, Tomb Raider o For the Honor, ha explotado de una manera única el género conocido como mundo abierto o sandbox.

Este es un aspecto que podría echar para atrás adquirirlo, el hecho de pensar que es un estilo que parece ya no innovar y estar algo sobreexplotado.

Y si es cierto que hay misiones que nos pueden recordar a otros juegos del género y resultar algo repetitivas, pero os aseguramos que Sucker Punch ha sabido darle una vuelta de rosca a su título más ambicioso (más allá de Infamous).

La inmersión que ha conseguido en una época y cultura que podría resultar difícil, por ser una compañía americana, ha sido sobresaliente.

Si algo podemos destacar de este juego es la magnífica ambientación. Tanto la isla dónde sucede, como el momento histórico de la misma (el Japón feudal y la invasión de los mongoles), es increíble.

Ya hemos visto argumentos basados en una isla, como Far Cry, pero este GOT ha introducido por primera vez una personalización nunca vista en ningún videojuego (se habla de hasta 40 biomas…), lo que implica que cada parte de la isla pueda tener una flora, fauna y clima distinta con respecto a cualquier otra parte de la misma.

Detalles como el perfecto doblaje al japonés o convertir determinados momentos del juego en una película de Kurosawa, hacen de este título en una perfecta mezcla entre videojuego, cine e historia.

Otro detalle que nos ha llamado la atención, es la personalización que nos dan para nuestro samurái.

Partiendo de una edición excelente, donde aspectos como la vestimenta marcarán ventajas que podamos tener durante la historia, las opciones que nos dan para llevar a cabo los relatos (nombre que se le da a algunas misiones) son muy variadas. No nos referimos a si queremos actuar con sigilo o ir directos al enfrentamiento, vamos más allá.

Hay diferentes posturas de lucha que debemos utilizar dependiendo del enemigo y cada una con su variedad de movimientos.

Según vamos avanzando en la aventura iremos aprendiéndolos, y si es cierto que al principio parecen un poco liosos, iremos ganando en pericia y descubriendo infinidad de posiblidades. Es un gusto ver el manejo de la katana y como podremos ir matando uno a uno a los enemigos con un sólo movimiento.

Destacar que no solo de esta sagrada espada vive el samurái. Otras armas como los arcos, puñales o kunais arrojadizos están perfectamente recreadas.

Sin embargo hay aspectos en estos enfrentamientos contra los mongoles, que deberían corregirse. La IA del enemigo es bastante mejorable, sobre todo en momentos de sigilo. O que nuestro personaje no se mueva con la soltura con la se suelen desenvolver otros personajes del género y qué a veces nos hacen fallar la sucesión de golpes.

Conclusión: Estamos ante un título que no debemos dejar escapar. Aún siendo un género que se ha jugado mucho durante toda la Gen, este GOT saca a relucir una cara de los sandbox nunca vista y que, puliendo los pequeños fallos que hemos visto, harán de la aventura una experiencia nueva en muchos aspectos.

Lo Mejor:

• Ambientación, dónde destaca un reflejo muy fidedigno de la cultura japonesa.
• La mezcla entre videojuego, cine e historia.
• Gráficos, sobre todo en enfrentamientos, con decapitaciones, el comportamiento real de lasangre o el espectáculo visual de la isla… todo luce sobresaliente.
• Ser un samurái.

Lo Peor:

• Algunas misiones pueden resultar repetitivas.
• El movimiento de Jin no es todo lo preciso que nos gustaría. – Salir justo después de The Last of Us. Parte II.